He estado cansada y para ser sincera sin ganas de hacer mucho. En casa, las cosas no están muy buenas que digamos, la universidad me tiene media loquita y me quedé sin trabajo. ¡Como que estoy salaíta últimamente! Sí, últimamente, por no decir que he estado salá toda mi vida. Además hoy vengo a hablarte de muchas cosas ricas, así que dejemos de decir que estamos mal.
El mes de septiembre es un mes bonito. No solo es el mes en que cumplo años, sino que también es un mes donde ocurren muchas cosas. Recuerdo como el año pasado me propuse lograr unas metas para mi siguiente cumpleaños, pero no las hice. Y así prometí lo mismo por los pasados 4 años o tal vez muchos más. Escucha bien: hay dos momentos en el año en que hago resoluciones: el día de Año Viejo y el día de mi cumpleaños. Cuando crezcas y puedas desear cosas, también harás tus resoluciones. ¡Y si sales a mí, harás muchísimas que son imposibles, pero otras que son un poco más fáciles de lograr!
Al menos yo he logrado muchas, pero otras las de dejado pasar. Sí, las he dejado pasar porque estoy segura que con un poco más de esfuerzo hubiera podido hacer más. Aunque yo sí sé que he metido cojones a lo que hago, pero no siempre las cosas salen como una las planea. Y es que con casi 27 años, no he podido ser ni un poquito como tú, que apenas tienes meses.
Y es que siempre he admirado tu valentía y tu entrega. He admirado cómo luchas y cómo sonríes, pero lo más que admiro es la manera tan sutil en que me escuchas. Puedo estar horas al lado de tu frágil cuerpo y no te cansas, me miras como si fuera la mujer más linda de este mundo y te ríes tanto con mis historias, que siempre termino enamorá.
En fin, aunque he estado media perdida en estos días, quiero escoger hoy unos minutos para dejarte saber lo mucho que te quiero y lo especial que eres para mí. Hoy es un día especial porque cumples un nuevo mes. Un mes de lucha, de sueños y de enseñanzas. Y esas cosas se celebran, como mismo celebro tu eterna vida.

¿Te cuento algo? En septiembre celebramos triple. Tú cumples hoy. Tu mami linda, el 28 de septiembre y yo, el 25. Nadie te ha dicho nada, pero se siente un feeling mágico porque tú eres grande y porque, siendo honesta, estoy viviendo cosas lindas dentro de todo. ¿Ya empecé a sonreír? Tranquilo, después te cuento acerca de lo que me hace sonreír actualmente… ¿hint? También es un Puchungo, pero tú eres el primero por siempre.
¿Comiste? Estás medio dormido, peleando con el sueño como si quisieras escucharme. Queriéndome decir: «tití, tengo todo el tiempo del mundo para ti, por favor no te duermas». Y eso me hace muy feliz, pero por el momento es hora de descansar.
Gracias por estar seis meses junto a mí, cuidando cada paso que doy. Gracias por seis meses de alegría, pero de enseñanza. Gracias porque hoy celebramos tu vida y la mía. Y el 25 celebraremos mi vida y la tuya. La de tu mamá no, que celebre ella sola. Tú, este mes, eres mío, mi eterno Puchungo.