He visto como la gente vive con más prisa. Como alientan a sus pares a vivir el momento, pero ellos viven tan ajorados que se les olvida hacer lo mismo. El famoso «Carpe Diem» se ha convertido en un tatuaje y no en lo que el gran Horacio deseaba.
Vive sin prisa, pero sin pausa. Sonríe. El pensar en algo que pasará luego, no hará que pase antes. Así que olvida todo por el instante. Te invito a sentir la brisa, a ver las nubes. ¿Hace cuánto no escuchas el trinar de las aves? ¿O hace cuánto no respiras la humedad de tu patio?
El mañana viene por obligación, luego de 24 horas. No antes, pero tampoco después. Te invito a volver a recordar, porque sé que lo sabes, solo que por la prisa lo pasas por alto, lo que significa realmente «Carpe Diem».
Correcto, ya me lo imaginaba. Vivir relajado esperando crear nuevas alas.
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Así mismo quiere la vida que hagamos con ella.
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