Me sentía vacía. Sentía que las personas me miraban raro, realmente me sentía fuera de grupo. No aguanté más y corrí al cine a ver la nueva película que está en boca de todos: Deadpool 2.
La película es irreverente. No es una película profunda, tampoco es una de superhéroes y villanos como la que acostumbramos a ver en el cine. Al igual que la primera, Deadpool 2, hará que te mantengas entretenido y que te rías y rías y rías… hasta el cansancio. No es para menos, desde el primer momento que empieza la película las carcajadas se apoderan de la sala de cine.
La historia tiene amor, suspenso, sarcasmo y risa. Tiene referencias a la cultura pop y además tiene una tragedia.
Ryan Reynolds nos demuestra, otra vez, que nació para ser el personaje favorito de todos y aunque algunos le quieran decir antihéroe, para mí sigue siendo ese héroe de Marvel, que todos aman. Reynolds se hace dueño y señor de la película, haciendo lo que le da la gana, pero tal cual en las historias de cómics, Deadpool puede hacer lo que quiera. Además como conocedor y fanático de este personaje, le sale, digamos, más natural y perfecto.
David Leitch, el director de esta película hizo su mayor esfuerzo, aunque, en comparación con otras películas dirigidas por él, esta nueva entrega no es su mejor trabajo. Aunque, para ser honesta, si quitamos los chistes de la misma, Deadpool 2, sería una película sin ton ni son. Pero claro, así lo veo yo.
Anímate, ve al cine y sal de la rutina. Disfruta del trío de Deadpool, Cable y Domino. Y por supuesto, quédate al final de los créditos.
leeteesta.com 