Las cosas como son

Cuando la víctima es la culpable

En los últimos días el alcalde del pueblo de Guaynabo, Héctor O’Neill, ha estado bajo la mirilla pública. No solo ha acaparado las portadas y titulares de los principales periódicos del país, sino que ha estado en la boca de cada uno de los puertorriqueños. El caballero está siendo acusado por hostigamiento sexual y además, por transar dicha querella por $300,000.

Esta situación ha despertado distintas pasiones a través de las redes sociales. Unos critican la acción del alcalde y le cuestionan el por qué no se atrevió llegar hasta los tribunales; porque, digamos que el que nada debe nada teme. Otros, el que el alcalde supuestamente haya utilizado fondos públicos para hacer la transacción y no llegar hasta los tribunales. Estas personas, al menos, son lo bastante maduras como para pensar un poco de manera más objetiva y no dejarse llevar por el fanatismo que se viste de colores.

Sin embargo, un cuantioso grupo de personas han colocado a la víctima de este lamentable incidente como la culpable de esta penosa situación. Una situación que es bochornosa no solo para ella como mujer (porque es la víctima, no me malinterpreten), sino también para el alcalde y toda su familia. Sí, porque aunque O’Neill se mantenga inmune a las críticas y acusaciones, su familia sigue estando involucrada en todo esto al tener que aguantar el bochorno de lo que presuntamente hizo su esposo, su padre, su abuelo y hasta su tío. ¿Me siguen? O’Neill queda pariente de alguna persona que está sufriendo esto.

Sinceramente viendo cómo la gente se expresa sobre este asunto, me pregunto: ¿realmente somos tan ciegos como para no darnos cuenta de lo que estamos comunicando?  ¿Realmente estamos avanzando en este país? ¿Falta poco para erradicar la violencia de género y darle a la víctima el lugar y la atención que se merece?

Estoy segura que no. Estamos en pleno siglo XXI y pareciera como si estuviéramos viviendo en el año 1786 cuando el machismo rondaba el mundo a sus anchas. Hemos avanzado en tecnologías, hemos encontrado la cura para algunas enfermedades, hemos acabado un poco con el racismo, las mujeres se han tenido que joder para poder votar, para poder trabajar, hemos cambiado los caballos por autos, le ponemos al humano la córnea de un lechón, pero parece que no avanzamos en sentido común.

Hemos roto murales, hemos derrocado a los gobiernos, nos quejamos cuando nos intimidan con alguna frase tonta, protestamos cuando nos castigan con algún impuesto nuevo, hemos avanzado en los implantes de rostro, pero seguimos estancados en no saber lo que es tener sentido común y un poco de empatía. Y todo, muchas veces, porque la víctima es mujer.

Me explico, tal y como salió en distintos medios, una agente municipal radicó una querella contra el señor O’Neill ante la Unidad Antidiscrimen del Departamento del Trabajo Federal. El problema se está trabajando desde el año pasado, cuando a O’Neill se le impuso un caso federal de hostigamiento sexual, que llegó hasta la oficina del Fiscal Especial Independiente en diciembre. Al final, tanto la agente como el alcalde llegaron a un acuerdo.

Y al parecer a muchas personas, porque no son solo los hombres los que están hablando sandeces, les parece prudente defender al alcalde porque para estas, la mujer es la buscona. La necedad es tanta que la mujer es la culpable por estar detrás del dinero. La majadería es tan grande que la agente se la buscó por meterse con un hombre como él.

Intento respirar profundo para lograr explicarles algo muy importante. Intento utilizar mis conocimientos periodísticos para redactarles una columna ética y para no dejarme llevar por los impulsos porque a mí la gente bruta, no objetiva y que no tiene un poquito de empatía simplemente me cae mal. ¡Creo que me fui un poco del tema!

Si bien es cierto que la agente y el alcalde tuvieron una relación consensual por cuatro años; también lo es que en el 2009 ella decidió terminarla porque conoció a alguien y quería iniciar una relación con él. Desde ese entonces, O’Neill presuntamente comienza a hostigarla.

Por si no lo sabían, ella al igual que ustedes está en todo su derecho de terminar la relación.  Incluso, de estar con quien quiera. Tal vez, para algunos de ustedes ella es la culpable por decidir estar con un hombre casado, pero quiero recordarles que si es así, él también estuvo mal por engañar a su esposa y no he leído NADA que lo acuse a él de infiel.

¡Por Dios! La dama tuvo que hacer una declaración jurada hoy DOMINGO para dejar claro que ella no ha emitido expresión alguna. ¡Hasta comentarios le están inventando y achacando!

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Alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill antes de entrar a la conferencia de prensa hoy en la mañana. Foto cortesía de: El Nuevo Día.

Es cómico como rápido el ser humano juzga sin intentar pensar un poco más allá. Desde que el chisme explotó solo han habido comentarios ofensivos dirigidos a la dama convirtiendo a la víctima en culpable y al victimario en héroe. Comentarios que van desde ella se lo buscó por estar con un hombre casado hasta se ve que lo que quiere es el dinero son los que puedes leer uno detrás del otro y son cientos de ellos. ¿No creen que si O’Neill fuera inocente hubiera echa’o el caso para adelante? ¿Por qué pagar por la paz de la víctima?

Vivimos en un mundo donde el machismo es lo que se respira así que no me extraña ver comentarios de hombres defendiendo al honorable señor alcalde de Guaynabo aun cuando se dice que el dinero con que transó es de fondos municipales. ¡Qué no es de sorprender pues el alcalde del Pueblo de las Rotondas ya ha pagado varias querellitas con fondos municipales! Pero como ustedes no leen… Anyways,  aunque duele, no me extraña porque todavía el machismo en la Isla es lo que impera.

Pero, leer y escuchar comentarios de mujeres, deja mucho qué pensar acerca de cómo nosotras mismas nos tiramos y no buscamos nuestro bien común. Puedo entender que esto es algo que el alcalde y ella hicieron en el plano personal, pero el hostigamiento se dio en el municipio. Y es que aunque sea algo que no afecte el municipio NO ES NO y tenemos nosotras, Y TODO EL MUNDO, que entender eso.

Hombre y mujer que me lees y que hablas de manera despectiva y machista; ustedes no son los únicos que tienen derecho a cometer un error. Hombre y mujer que me lees y hablas de manera despectiva y machista; cuando uno decide terminar una relación no importa cuánto tiempo dure, se debe terminar la relación y punto. ¿O acaso ustedes son los únicos que luego de terminar una relación merecen respeto?

Cuando usted se deja de la madre de sus hijos y esta no lo deja tranquilo al enterarse que usted tiene nueva pareja, está siendo víctima de acoso. Cuando usted mujer, se divorcia de su esposo y este la persigue hasta en su trabajo, está siendo víctima de acoso. No importa si quedaron bien, si duraron 4 años o si alguno de los dos era casado, no es no y se acabó.

¿Acaso ustedes pueden pasar por estos procesos y ella no? ¿Acaso ella es mala porque estuvo con alguien casado y él es bueno porque él no la obligó, salió de ella estar ahí? Una vez duré cinco años con una pareja. Lo amaba con mi vida y él a mí a su manera. Al final, cuando terminamos la relación, terminamos en tribunales porque tuve que ponerle una orden de protección ya que no entendió que no es no. Duramos cinco años, nos amamos, pero su poder y su egocentrismo no lo dejaba ver más allá. ¿Qué quiero decir con esto? Que por más que duramos, que por más que nos amamos, llegó el momento de romper y cuando yo dije que NO, su deber era respetar y no joder (a ver si así me entienden).

Eso mismo pasó en el caso de la agente y del alcalde. O’Neill tenía que cerrar capítulo y dejarla ser feliz y tener paz porque como mismo él sigue en su matrimonio y ama a su manera, ella tiene el derecho de amar también y ser correspondida. Seamos objetivos, aquí nadie defiende o condena lo que ella hizo con O’Neill (que como humana ella hace lo que le de la gana). Aquí solo se está condenando a los que la quieren hacer parecer culpable ante esta situación cuando lo único que O’Neill tenía que hacer era respetar su decisión cuando dijo NO. NO quiero seguir en esta relación. No quiero estar más contigo. No quiero dejar la oportunidad de estar con un buen hombre. No quiero seguir en esto. Todos esos NO el alcalde de todos los guaynabeños tenía que respetarlos.

No hay duda que nuestra sociedad es una machista y desigual. Y todo esto lo podemos ver desde entornos laborales hasta videos eróticos. Y me pregunto para qué, pero la contestación es clara: para hacernos entender y creer que la mujer es débil. No solo se nos ha oprimido, sino que nos han negado la educación, el acercamiento a la cultura, no nos dejan criar a nuestros hijos y también cuando la mujer es la víctima la hacen parecer como culpable. ¡Basta ya de hacer ver a la víctima un ser culpable! Nos queda mucho por recorrer, pero al menos, la gente, en este caso está despertando. No es no y punto.

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