¿Ustedes han estado enamorados? ¿Han sentido la sensación de contar los días hasta que llegue ese día especial? ¿Han soñado despiertos o no han podido dormir? ¿Han sentido que las mariposas en el estómago vuelan hasta la cabeza y bajan hasta los pies?
¡Por supuesto! Somos humanos, amamos, nos enamoramos y lo demostramos. El amor tiene diferentes matices y cada uno de ellos nos brinda millones de alegrías.
Siempre he dicho que el amor o una persona no debe valir la pena. Debe valir la alegría, la esperanza, la sensación más bonita del mundo. Y todo eso lo encontré desde la primera vez que cruzamos miradas.
Creo en la intuición que existe en cada ser viviente. El humano, la tiene y depende de nosotros hacerle caso a ella. La mía me ha servido tanto, me ha salvado de los desastres más grandes, pero también me ha mostrado la magia del amor. Un amor que no es igual, que no se puede medir y que no importa cuánto escriba, sigue siendo indescriptible.
Hace siete meses te vi por primera vez. Hace siete meses tuve el mejor encuentro de todos. Ese que me hizo pensar las cosas, que me creó dudas, pero que también hacía sentir especial e importante. Hace siete meses, con mucho cuidado, toqué tus manos y desde ese momento, no las he soltado.
Hace siete meses me lancé a la mejor aventura de mi vida. Entré por esa puerta y dije: «Estoy lista pa’ lo que venga» y lo que vino, dentro de poco me podrá decir «MADRINA». Me lancé al vacío por ti, sin pensarlo y tus manos estaban listas, a pesar de ser tan pequeñas, para protegerme.
Leia Alexandra, aunque soy yo la que te cargo en mis brazos, tú eres la que me da fuerzas para continuar. Aunque en este momento parezco fuerte y grande, soy completamente pequeñita cuando estoy a tu lado.
Hace siete meses me enamoré de manera genuina, exacta y perfecta. Y tú, pelona mía, fuiste la protagonista de la historia de amor más bonita que jamás existió.