Hoy hay fiesta en el cielo y en mi corazón también. Hoy, cierro los ojos y recuerdo cómo han pasado 24 meses llenos de cuentos. Aquí sentado al lado tuyo, pienso en lo mucho que disfruté cada momento, cada canción y cada aventura junto a ti. Hoy, cuando cumples dos años, me sigo aferrando a un recuerdo que me trae paz y me ha permitido experimentar las experiencias más bonitas de la vida.
Han sido dos años y algunos días más llenos de historias. Completaste la maestría conmigo, viajamos, inventamos los mejores cuentos, nos contamos lo que nos agobiaba, me velaste, fui tu protectora, fuimos a New York y te retrataste en las escaleras de Rocky en Philadelphia junto a mí. Te di bizcocho antes de tiempo, tocamos la guitarra juntos, me enseñaste cómo estás feliz con tu tía en el cielo y juntos, me convertiste en una nueva mujer.
Hemos vencido miedos. Ya no soy una mujer tan insegura y tú no le tienes miedo a la obscuridad. Las locuras de amor son permitidas si llevan tu nombre y a tu nombre he completado metas que son importante para ambos. Porque aunque no lo parezca, la vida se trata de metas y de ciclos que hay que completar.
¡Así es la vida! Uno se traza metas y las intenta cumplir. Uno se promete ser mejor persona y lo intenta cumplir. Uno acepta crear ciclos y los intenta, cumplir, terminar y cerrar. Y hoy, sentada junto a ti, en el día que cumples dos años, cierro un ciclo que empecé a crear desde el día en que naciste y que cada vez que cumplías un mes, se hacía más grande. Un ciclo, que se iba a terminar en un año, pero duró dos. Y aunque no era lo que había planeado, el destino quiso que así fuera.
Recuerdo que hace un año, quería hacerte un regalo que durara para toda la vida. Un regalo que te llenara de orgullo, que a tus padres los llenara de alegría y que a mí, me llenara de satisfacción. Comencé a trabajar con ese regalo desde antes que cumplieras el año. Me levantaba todos los días para darle seguimiento, molesté a muchas personas para que me ayudaran a que quedara perfecto, pero, siempre hay un pero: nunca lo terminé. Como mismo no termino muchas de las cosas que empiezo.
Pero este año será distinto, te lo prometí en diciembre y te lo recalqué en enero. También me lo prometí a mí misma. Este año y por siempre, aprovecharé las oportunidades, le diré que sí a todo lo que me de exposición, haré lo que mi corazón dicte y por fin, por fin terminaré todo lo que empiece. ¡No voy a huir!
Por eso, en el día en que cumples dos años, te daré el regalo que siempre soñé. Hoy, hay fiesta en el cielo, hoy mi corazón palpita de alegría y hoy, a través de mis letras, te deseo lo que te deseé hace un año atrás: un feliz cumpleaños lleno de todo el amor que siempre te has merecido. Un cumpleaños lleno de alegría, de muchos globos, de risas con tus amiguitos y de abrazos. De los abrazos que tití te dará y que, prometido, a través del regalo que te haré hoy, los tendrás siempre.
No es para menos, eres el bebé más hermoso que existe. Me aguantas los malos humores, los dramas, me escuchas y hasta me cantas. Hemos vivido los mejores momentos juntos y los seguiremos viviendo, solo que de una forma distinta. ¿Te acuerdas de los ciclos que te mencioné al principio? No estés triste, seguiremos teniendo nuestros encuentros, solo que una manera diferente. Los días 18 siempre estarán separados para ti, porque nuestro amor, no se rompe, ni tiene fecha de expiración.
No quiero desviarme del tema, estamos celebrando la vida y el amor que nos brindaste. Hoy, al igual que el año pasado, tendrás globos en tu honor, un peluche que te encanta, aunque Pancho será por siempre tu peluche preferido, muchas visitas, tarjetas de felicitación para que las guardes de recuerdo y un libro que leerás por siempre… el libro que debí haberte obsequiado hace un año, pero el miedo no me dejó.

Jatniel Doel, quiero que sepas que llegaste en un momento donde todos necesitábamos de ti. Necesito que entiendas que fuiste creado por un propósito. Dios no se equivoca y como te he dicho otras veces, llegaste para salvarme del abismo. Llegaste para que mi mente y creatividad empezaran a trabajar sin descanso. ¡Lo lograste! En cada encuentro mi imaginación nunca paró. En cada cuento que te leía, mis letras nunca dejaban de formar palabras. Y así pasaron los meses, hasta que hoy, puedo decirte: gracias.
Tití Julianna está feliz de haberte conocido. Feliz de monitorear cada crecimiento tuyo, feliz de la oportunidad de compartir en cada cumple mes y en cada cumpleaños. Hoy, no leeremos Don Quijote ni cantaremos nuestra canción. Hoy tití te entrega una de las cosas más preciadas que creó y que representa una parte de su corazón.
Hoy en tu cumpleaños número dos, Keishla Julianna y Puchungo cierran un ciclo. Un ciclo que marcó el comienzo de cosas maravillosas. Un ciclo que creó lazos fuertes, que hizo llorar a muchas personas, pero que hizo que más sonrieran. Cerramos un ciclo que nos unió, que nos alentó y que nos hizo crecer.
Un ciclo se cierra hoy, pero otro se abre porque nunca dejarás de ser importante para mí. No estés triste, alegramos corazones, demostramos que el verdadero amor existe, ayudamos a que las personas sanaran y, por que no, que imaginaran lo grandioso que eran nuestros encuentros.
Jatniel Doel, además de globos y postales, de la visita y del amor que te entrego, quiero hacerte un regalo que es importante para mí, trabajé más de un año para esto, casi dos para ser exactos, y creo que es el momento de hacerte entrega de ello.
Con todo el amor que mi cuerpo puede dar, te entrego una de las cosas más preciadas que creé solo para ti: mi primer libro, no oficial, Mis aventuras con Jatniel. Espero que te guste. Te amo.