Desde que cumpliste un año, me he detenido a pensar todas las noches en cómo pasa el tiempo y en lo que nos enseña. Y es que pasa tan rápido que cuando no lo aprovechas se te pasan por los dedos de las manos los mejores momentos. Y sí, a veces dejo pasar esos momentos que al final, son los que nos mantienen vivos.
Recuerdo cuando naciste. Estuve tantos días pendiente a ti, que cuando llegó el momento de verte lo deje pasar. Con el mañana y el después, dejé que la vida me llevara lo más que anhelaba: tu presencia. No corrí a verte cuando naciste, tampoco lo hice al día siguiente, pero no por eso dejaste de importarme. Al contrario, ahora somos más panas y cómplices que nunca.
Y hoy que cumples 13 meses, pienso en eso una vez más. Hoy no podré molestarte, ni podré ir a tu casa a jugar contigo y Scooby, pero pensaré en ti mucho más que en los pasados 12 meses. Hoy, sola me siento a pensar en ti y en cómo desde que naciste me hiciste mejor persona.
Hoy, el horizonte me dibuja tu rostro y me dice que estás al lado mío. Hoy, mirando esa gran e infinita línea horizontal me doy cuenta que no estoy sola. Y que por más piedras o situaciones que crea tener, no son nada si camino junto a ti.
Un mes más que pasa y un mes más que aprendo a ser feliz. Un mes más donde me doy cuenta que no importa cuánto pierda o gane, lo importante es ser feliz con lo que me queda: tu amor incondicional. Ese que nunca se acabará y el que durará, para mi fortuna, por toda la eternidad.