Entre tantas cosas malas que están pasando en estos días, hay una buena noticia que me hace muy feliz. Y esa noticia eres tú.
Muchas personas han desatado su odio en grandes proporciones. Hay personas que odian, otras que matan y personas que son indiferentes a estas dos cosas. ¡Y pienso que esas son las peores!
Desde la primera vez que te vi me dije que iba a intentar ser una persona de bien y que iba a ayudarte a crecer sano y saludable.
Y el crecer sano y saludable no es únicamente comer todos los días y ver que no te enfermes. Crecer sano y saludable implica otras cosas que son más importantes que la comida de vegetales que quise darte y no querías. ¡Obvio, a los tres meses solo bebes leche de la teta de tu mami! Creí que podías comer. ¡Sorry!
Ver tanto odio hacia personas que no son iguales que uno es algo que me sorprende, pero te miro a los ojos y me calmo porque entiendo que tú crecerás amando a todo el mundo.
Leer noticias de muertes intranquiliza mi corazón, pero me pierdo en tus manos y me calmo porque entiendo que esas manos levantarán al caído del suelo.
No solo es muerte y odio. Es falta de empatía, de consideración, falta de modales lo que ocupa las primeras planas en los diarios del mundo. Y eso me entristece porque no quiero que tú, que has luchado tanto, termines viviendo en un mundo donde no conozcas lo que es el amor.
¡Porque yo quiero que ames! Que ames tanto como amo yo, que puedas reírte como yo, que puedas confiar en los demás como yo. ¡Eso quiero!
Y aunque acepto que el panorama no es muy alentador, miro tus fuerzas por luchar y me calmo porque entiendo que tú quieres crecer en un mundo maravilloso.
Mientras existan ganas como las tuyas de echar pa’ lante se seguirán extinguiendo las maldades más impuras que puede guardar un corazón que no ama.
Gracias mi Puchungo por ser así. Por luchar cada día que has estado en el hospital, por sonreír cuando todos lloramos, por amar cuando una capa de odio es lo que nos atrapa. Mientras personas especiales como tú tengan esperanzas pa’ vivir nada estará perdido y eso me calma.
¡Felices tres meses de lucha!