Querías hacerlo conmigo, pero por una excusa barata no le permitiste a tu ser fundirse con el mío. No era el momento tal vez. No fuiste lo suficientemente valiente para decirme que me necesitas.
Yo no quería que eso pasara. Yo quería que lo hicieras, que me necesitaras. Y es que no tienes idea de las veces que te imagino junto a mí en las noches, solos tú y yo. Te imagino tocando cada parte de mi ser. No te imaginas cómo susurro tu nombre, cómo las manos, que aún guardan el olor a tu perfume, recorren mi cuerpo y cómo mi boca te habla. Te llamo en las noches. Mis gemidos aclaman tu presencia, te deseo como nunca he deseado a un hombre de verdad. Hace meses que no he estado contigo, mas sin embargo jamás he podido olvidarte. Y mi cuerpo y mi alma lo saben.
¿Acaso te sorprende que alguien como yo te hable de esa manera? Yo no, no estoy sorprendida. No me sorprende extrañarte ni desearte, ya que contigo soy una y tú eres uno dentro de mí. Te prefiero dentro, real y perfecto; tal y como mis manos te recuerdan, pero solamente son recuerdos. A veces malos, a veces buenos, tal vez. Y tal parece que con eso viviré toda la vida. Me sostendré de tus recuerdos desnudos, de tu boca susurrando al oído, de tus manos abriendo el camino de mis piernas hasta anclar en mis muslos. Sólo con eso viviré y sólo eso necesitaré para poder seguir con mi vida. Contigo puedo ser yo, decir lo que quiero aunque no estés de acuerdo, pero tú me empujas a mostrarme tal cual soy. Y por eso me atrevo decirte todo esto, porque ya no aguanto.
Porque creo que ya es hora y debes saber lo mucho que imploro tu presencia en las noches… PORQUE YO TENGO CORAJE DE QUERERTE.