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Admiración Mutua

Su sueño era volverse a casar con una mujer hermosa. Pero está vez estaba seguro de qué tipo de hermosura quería. Quería una mujer con pantalones, hermosa por fuera, hermosa por dentro. Una mujer que lo ayudara con su dolor, que lo aceptara con su hijo, producto de su primer matrimonio y que se fundiera con él a tal extremo de llegar a ser solamente una persona y no dos.

Y lo consiguió. Luego de su divorcio y de estar 9 años soltero, descubrió lo que era el verdadero amor de la mano de Magali E. Guzmán Romero. Junto a su madurez y al compromiso de ésta, no sólo tuvo una hija, que para él es la más hermosa, sino que los lazos de amor que tal vez estaban un poco sueltos, los amarró con su hijo fuerte y nuevamente.

“El amor es así. Lo encuentras donde menos imaginas. Las caídas que tuve antes de conocerla me ayudaron a darme cuenta de lo que realmente necesitaba en mi vida. Antes de ella, tuve un hijo colora’o, hermoso. Después de conocerla y junto a ella, tengo una familia”, sostuvo un sonriente Waldo R. Ayala Reyes.

Actualmente la pareja compuesta por Waldo R. Ayala Reyes y Magali E. Guzmán Romero lleva 26 años de casados y aunque han pasado muchísimas cosas el amor es lo que los mantiene unidos. Las peleas, enfermedades, logros y sueños están dentro de su menú diario, pero ellos como buenos comensales, prueban de todo.

En su matrimonio, Magali es la mujer que tiene paciencia, perseverancia. Gracias a ella, Waldo ha podido lograr su sueño de ser feliz, de ser el mismo sin importar lo demás. La felicidad está presente en su vida y se le nota porque empieza a hablar de su familia y sus ojos brillan como dos faroles encendidos a la media noche.

Sus hijos Osvaldo Rafael y Keishla Julianna son su motor. Cuando este padre se expresa de ellos lo hace de una manera inocente y especial. Se eleva en una nube cuando habla de su gran familia y sonríe cuando tiene que describir a alguno sus hijos. Pero cuando tiene que hablar sobre su esposa se vuelve un saco de nervios.

“Si hay una mujer a la que le tienen que dar un premio es a ella. Ella llegó a mi vida no cuando yo quería. Llegó exactamente cuando la necesitaba. Con ella he vivido lo mejor de mi vida y sé que nos faltan muchas experiencias más. Aprendí a ser padre gracias a ella y seguiré aprendiendo durante todo este camino junto a ella. Pienso en que por poco se me muere cuando tuvo a La Mocosa (nombre con el que identifica a su hija) y mi corazón deja de latir. No sé que haría sin mis hijos y sin ella. No, no sé que haría si no tuviera a esa mujer conmigo”, añadió.

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