Es difícil saber qué escribir acerca de un concierto que fue mágico, cuando soy una persona sarcástica y cuando soy dueña de este blog. Una quiere ser justa, pero conociéndome como me conozco, sé que mi toque «sexual» lo daré por algún rincón de este escrito. Así que aclarando las cosas, empiezo a contarles acerca de este concierto. El concierto del amor de la vida de muchas y el terror de muchos, empezó con unas imágenes en tarima a las 9:41 de la noche, ni más ni menos. Claro, según mi reloj, que puede estar atrasado o adelantado. A las 9:45 por fin salió y no sólo eso. El protagonista de la noche, apareció en el escenario montado en una gran bicicleta donde interpretó «A la Luna en Bicicleta». El escenario, era enorme, como todo lo que tiene él 😉 ¡claro, tiene un enorme talento! Sí, todo lo que el muestra es enorme.

Algún día lo comprobaré yo misma, claro además de haberlo hecho escuchando sus letras. Arjona te invitaba a un viaje sin regreso cada vez que interrumpía una canción para hablar con su fanaticada. Su temple, su voz, sus gestos, te invitaban cada vez a estar más cerca de él. Aunque no llenó a capacidad el «Choliseo», si logró estremecer cada fibra del cuerpo de los allí presentes, pues tanto hombres como mujeres coreaban sus canciones hasta quedarse afónicos. Un carro gigante, sin capota, simulando un enorme taxi, irrumpió en la tarima cuando éste interpretó «Historia de Taxi». Luego bromeaba con cómo él podía descubrir cuánto tiempo llevaban juntos una pareja, para dale paso a «Carvernícolas». Una de las partes más emocionantes, y estúpida para mí, fue cuando escogió a una señora de 43 años para dedicarle el tema «Señora de las cuatro decadas». Aunque fue un momento íntimo y especial para ellos dos, pues ella pudo sentarse en la falda de Ricardo, para mí (envidiosa al fin) no fue especial pues ella ni siquiera le intentó robar un beso. Really? Yo allá arriba, lo besaba, lo estrujaba e incluso, creo que hasta lo secuestraba. Usted no, usted se pasmó, pero como soy justa, aclaro que fue un hermoso momento. La velada siguió con un momento emocionante cuando interpretó «Te conozco» a capela. ¡Canta muy bien! Hizo algo que a mí me encantó y fueron las «falsas salidas». A los desesperados que se fueron cuando, mi Ricardito, se despidió por primera vez, lamento decirles que SE JODIERON. Sí, salió tres veces más. La primera vez que volvió al escenario interpretó varias canciones de una manera más acústica, llevándonos al comienzo de su carrera. Luego regresó junto a la imagen de un reloj gigante para entonar «Minutos» y por último, volvió a salir, por tercera vez, para cantar «Mujeres». No tengo que decir, que las imágenes, luces y pantallas «LED» que aparecieron durante toda la presentación fueron mágicas y que cuando el artista se despidió, presentó a su grupo de músicos, en los que se destacaron dos boricuas, siendo éste uno de los momentos más aplaudidos de la noche. Te amo, Ricardo Arjona ❤ y sí, me mojé.
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