A través de los años he visto cómo personas muy brillantes, no terminan la universidad o cómo deciden luego de graduarse de cuarto año, trabajar y buscar su sueño en lo que les apasiona, obviando por completo el entrar a la universidad.
A su vez, he visto cómo alumnos luego de estar tres años estudiando una carrera, se dan cuenta que eso no los llena y deciden sin echarse para atrás, estudiar una carrera nueva, aunque eso implique en ocasiones empezar desde cero y por consiguiente, tardarse mucho más tiempo del que originalmente era.
Cuando esta situación pasa, el estudiante se expone a muchas cosas. Primero, tendría que adaptarse a tomar clases con estudiantes que no ha visto nunca. Segundo, al empezar desde cero, se expone a tomar clases con los famosos “prepas” cuando ya él es un “viejito” en la universidad y eso en ocasiones jode. Tercero, puede sentir la presión de no graduarse el mismo año que sus compañeros de “high school”. Cuarto, mientras esos compañeros están trabajando o están ya estudiando la maestría, todavía él está sin terminar el bachillerato.
Y como vivimos en el planeta “de las apariencias”, donde el estudiar se ha convertido en un lujo y no necesariamente por lo caro, sino porque vivimos en un mundo de competencia donde el más rápido que logre las cosas es el mejor y donde la persona que a sus 25 años no ha terminado el bachillerato, es un “vago” o ha “jodido toda la vida” y debe abochornarse de eso; estas personas (los que no han terminado) se exponen a comentarios y a presiones que a veces los encabronan hasta más no poder.
Siempre he estado en contra de vivir de las apariencias y muchas más en contra de los comentarios o burlas hirientes que se dicen acerca de esa persona que no ha terminado los estudios o que como bien dije al comienzo de este escrito, decidió no estudiar por perseguir otros intereses. Cuando pienso en esos tipos de comentarios lo primero que viene a mi mente son los padres.
Sí, los padres que tienen que explicar el porqué su hijo no ha terminado aún los estudios cuando su vecino, que se graduó el mismo año que él, ya está graduado y trabajando. Sí, la madre que tiene que escuchar en una fiesta familiar como su hermana alardea de la profesión de su hija. Sí, los padres que bajando la mirada y con un poco de pasme tienen que escuchar cómo le critican a sus hijos y para no sentirse fuera de grupo, tienen que también tirarse el “chistecito” acerca del por qué su hija está estudiando aún.

Y me da mucha pena. Antes de que vengas con la famosa frasecita, déjame decirte que ya la pensé 😉 me da mucha pena porque los padres lo único que quieren es que sus hijos estén a la par de sus compañeros. Déjame explicarlo de otra manera. Me da sentimiento pensar en los comentarios que los padres tiene que aguantar porque tienen un hijo que simplemente no va con la corriente. Y no porque los padres quieran que su hijo sea igual que el hijo del vecino o que la hija de su hermana. Simplemente los padres, lo que NO quieren es que hablen de su hijo o que lo molesten.
Pero ¿sabes algo? Al final, los padres estarán de acuerdo con lo que hagas, porque como padres al fin, ellos quieren verte feliz. Después que seas feliz, no importa cuánto te tardes en estudiar o si no estudiaste porque tu vida es la música y quieres cantar hasta que te mueras, ellos siempre estarán ahí, para ti hasta el cansancio. Porque para ellos no es importante lo que estudies, es importante que te superes sin importar las “puyitas” que te tiren constantemente.
Ya tus padres y tú deberían saber que medir la inteligencia a través de un diploma quedó en el pasado y que muchas veces la inteligencia al igual que la belleza es relativa. Conozco a muchas personas sin un diploma colgando en su pared, que son más inteligentes que personas que tienen dos. Como también conozco personas que tienen hasta un doctorado y son unas mierdas de personas. Al igual, y lo tengo que decir para que sea justo, conozco a personas con maestría que son muy capaces, pero son unos “come mierdas” que no pueden ayudar al vecino. Y también he visto como una persona que limpia los baños, se las ingenia y resuelve un problema mucho más rápido que el jefe para quien trabaja.

Es sencillo, si todavía no te has graduado y se supone que por edad ya lo hayas hecho, te vas a exponer a la típica pregunta ¿y cuándo POR FIN terminas? en todas las fiestas y reuniones a las que asistas. ¡Aunque las reuniones sean mensuales siempre te lo van a preguntar! Pero ya es costumbre de la tía orgullosa de sus hijos que sí terminaron o de la prima que ya quiere verte trabajando. Muchas veces la gente pregunta por joder y hacerte sentir mal; otras, porque saben el potencial que tienes y no quieren que lo desperdicies. Pero no importa dónde estés, puede ser en el colmado de la esquina o en una boda, siempre, siempre te van a preguntar el por qué te has tardado tanto en terminar o por qué no decidiste continuar tus estudios, sin pensar en que puedes tener una razón de peso para hacer eso.
Y estoy segura de eso, porque yo lo estoy viviendo a cada momento. Tengo 25 años y mientras mis amigos están ya trabajando, yo estoy quemándome las pestañas por algo que me mueve, me apasiona y me hace sentir viva. Sí, tengo 25 años, no tengo un trabajo y mis padres pasan las de Caín para poder darme aunque sea 5 pesos para gasolina. Tengo 25 años y aunque empecé estudiando ingeniería, luego diseño gráfico y después gerencia, me cambié una última vez porque no podía obviar lo que me gustaba, aunque muchas veces las personas no entiendan lo que implica ser un comunicador. Tengo 25 años, pero para la tranquilidad de mi familia, amigos y mis padres, me gradúo en mayo. Termino con dos bachilleratos en lo que ME ENCANTA, casi un trabajo seguro y mil experiencias sobre mi espalda, que estoy segura, que si me hubiese puesto a estudiar cuando se suponía, no las tendría.
Tengo 25 años y al igual que yo, tú puedes estar pasando por lo mismo. Pero como siempre he dicho, prefiero hacer lo que mi intuición y mi corazón me dicten y ser feliz a estudiar algo por hacer feliz a otros y vivir atormentada toda la vida. Si yo lo estoy haciendo, tú puedes hacerlo también. Recuerda que al final de cuentas, importa tu felicidad y la felicidad de tus padres, que SIEMPRE, créeme, te van a apoyar y te entenderán porque ellos quieren que además de que puedas superarte seas feliz.
¡Claro está! Si eres vago, no. Por vagancia y porque te da la gana no lo acepto. Si eres un peo para la sociedad te maldigo enormemente.
Wow! Estoy parcialmente identificada con el post. A pesar de que no tengo tu situación de que ya tienes 25 años y aún no has terminado, sí vivo en una familia donde les importa mucho la profesión o lo que estudies y en un pasado me veía influenciada por eso, pero cuando comprendí que debía hacer lo que a mí me apasionara, entonces aprendí a dejar de lado su opinión.
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Sí, es difícil. Y como expliqué, me cambié de concentración varias veces, pero al igual que tú, seguí mi corazón e intuición y por fin en mayo termino algo que me apasiona y me ha dado momentos gratificantes. Mucho éxito para ti. Un abrazo.
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Gracias e igualmente para ti. Saludos!
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